LA MILAGROSA PLANTA DE AGAVE
De carácter sugestivo y ancestral, nuestra protagonista ha sabido manifestarse en múltiples escenarios, artes y faenas por nosotros confabuladas.
El encargo del editorialista me nubló el pensamiento por un momento. Lo primero que pensé fue en cómo encontrar y resolver la petición de escribir sobre una planta que tuviera propiedades y cualidades portentosas, y aunque casi todas las tienen, el privilegio de ser partícipe de este nuevo portal requería de un mejor esfuerzo, así que salí a recorrer el campo.
Entre pastizales, huizaches, pirules y órganos, vi parado frente a mí en una penca a un petirrojo, justo en aquello que yo buscaba: el agave. ¿Cómo podría entonces hablar de todos los cambios que ha propiciado? Esta agavácea se enraizó en nuestro país desde culturas precolombinas y tuvo una participación genuina que la acredita con elogios, tambores y campanas. En nuestra cultura nacional mexicana, esta planta conocida actualmente como maguey, también es evocada con el nombre de pita, cabuya o fique, y en siglos anteriores a la fusión cultural transcontinental como “metl”. Ella, se ha camuflajeado -tal vez para su supervivencia- en la historia. En sus ocultas maneras de participación ha marcado nuestras conciencias sin ser “tan” registrada con nuestros sentidos.
Hacienda Vergel de Guadalupe
Veamos. En la arquitectura señala lo fronterizo, lo aledaño, lo vecino, pero, sobre todo lo colindante. Pareciera ser que en su función social los linderos no son solo caminos, sino que desapercibida e históricamente nos deja ver que en otro tipo de lindantes, fuera permitido o no, se caracterizó por ser el principal recurso para la creación de una bebida de resistencia: el mezcal. Podemos adjetivar y constatar que sus múltiples usos sí son asombros, extraordinarios y prodigiosos. Hoy su estudio en la agronomía y ecología nos permite evidenciar que no solamente es capaz de evitar erosiones, también es un magnífico apoyo para reservar aguas y reforestar.
Dentro de sus propiedades botánicas, nos ayuda con excepcional potencia a mitigar los gases de carbono. En la moda se ha mezclado con los tejidos, los telares y las cuerdas, en la gastronomía irrumpe en los alimentos representativos como la barbacoa, en lo medicinal colabora con una de sus sustancias para la elaboración de medicamentos para el control natal, en las construcciones con pencas ya dibuja una necesaria bioarquitectura, en el alimento para ganado sirve como forraje, en la industria artesanal textil se hilan hamacas, guaraches, morrales y mecates… todas estas consideraciones, cada una, con significados culturales que cimientan la memoria colectiva que será transmitida por generaciones.
La planta ancestral penetró en la tierra entregando con su presencia las bases para nuestra cultura, se entretejió con las historias sociales, familiares y económicas, tanto, que nos permite compartirla en la pintura, la escultura, la literatura e innumerables representaciones. Su descubrimiento reveló inimaginables acontecimientos que enriquecen muchos trabajos de investigación sobre la miel, aguamiel, pulque y mezcal. Del maguey nada se desecha ni se desestima, ni siquiera el recuerdo. ¿Cómo podríamos entonces olvidarlo? Sí, la planta es un agente de cambio, que altera la capacidad y conciencia humana tanto como los sistemas de organización.